lunes, 26 de noviembre de 2018

Celebrar lo que no aconteció

Celebrar la fiesta de Cristo Rey supone la fe; por lo que el no-creyente no le encuentra sentido. Por otra parte, ¿cómo celebrar algo que todavía no sucedió, basado solo en la Revelación?

HA DE SUCEDER

Efectivamente, la fiesta de Cristo Rey celebra un acontecimiento que ha de suceder. ¿Cuándo? No lo sabemos. La Revelación dice: Al final de los tiempos. Si ha de acontecer estamos celebrando algo que todavía no sucedió. ¡Parece una locura, ¿verdad?! 

¿En que consistirá el acontecimiento? Básicamente, en la segunda venida de Cristo. Si hablamos de segunda es porque estamos recordando que su primera venida fue en Belén de Judá, en lo que conocemos como Navidad. ¡Esta fue su primera venida, sencilla, en lo escondido, pasando prácticamente desapercibida!

La segunda venida de Cristo no pasará desapercibida: Todos lo verán, dice el libro del Apocalipsis. Lo verán los creyentes, y los no creyentes. Porque será la manifestación de una presencia universal; de una presencia poderosa y amorosa, de la que nadie podrá escapar... en el sentido de que nadie tendrá necesidad de preguntar: ¿Dónde está?

Cuando Cristo venga por segunda vez sucederá: 
(1) la resurrección final
(2) el juicio final
(3) la entrega del reino

RESURRECCIÓN FINAL

Cuando Cristo venga cumplirá con su palabra de vida: nos compartirá su propia resurrección. Todos los cuerpos resucitarán, incluso quienes fueron cremados. La persona estará nuevamente completa: cuerpo y alma, cuerpo resucitado, glorificado. 

EL JUICIO FINAL

El juicio final será más bien un autojuicio, a la luz del mandamiento del amor: Amarás... a Dios... y a tu prójimo como a ti mismo. Todos seremos juzgados en el amor. Y lo interesante es que podremos presentar solo aquello que hemos dado, donado y compartido.

Cada uno irá donde sabe que tiene que ir: o a la Jerusalén Celestial; o al infierno. El Purgatorio, etapa de purificación, ya concluirá. 

LA ENTREGA DEL REINO

El Cielo es igual a presencia de Dios. El infierno es igual a ausencia de Dios. La tortura del infierno es precisamente la ausencia de Dios, y eso es lo que simbolizan las llamas. En este sentido el premio será la contemplación del rostro amoroso de Dios por toda la eternidad; y el castigo (infierno) será el no poder contemplar el rostro del Creador y Señor. 

El Reino de Dios es Dios mismo, es Cristo en todo. Ya no habrá más pecado, ni muerte; solo presencia o ausencia. 

El Reino de Dios es victoria. Cristo vence al pecado y a la muerte: victoria del amor, de la vida; salvación de la humanidad. Por amor fuimos creados, por amor fuimos salvados. Por eso la fiesta de Cristo Rey es un canto de victoria a Dios que nos ama, que nos tiene misericordia.

El poder de Cristo consiste en su perdón. Construye su reino en nosotros cuando aceptamos su visita, su perdón, su Espíritu Santo. El Reino de Cristo no es de este mundo, pero comienza en el interior de cada persona de este mundo; por lo cual se puede decir que su Reino comienza en este mundo. 

POR REVELACIÓN

Dios ha revelado su plan salvador. La segunda venida de Cristo está dentro de ese plan, de la Historia de la Salvación. Por fe en Dios que habla en la Biblia aceptamos el plan de Dios, creemos en ese plan, y acomodamos nuestra existencia toda a ese plan. 

Aprovechamos la semana de Cristo Rey para repasar estos puntos de nuestra fe, porque de esta reflexión depende el hoy de nuestra vida, el uso que le damos a nuestro tiempo y talentos. Es lo último que acontecerá, y por eso mismo es lo que da verdadero sentido al instante, al presente, al aquí y ahora...

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