lunes, 29 de enero de 2024

Candelaria: luz de las naciones

Fiesta de la Presentación del Señor. 
El 2 de febrero de cada año celebramos la fiesta de la Presentación del Señor; también conocida como "de la Candelaria", por las velas que se bendicen al inicio de la celebración litúrgica.
La bendición, aunque optativa, tiene un profundo significado, sobre todo porque recuerda las palabras de Simeón: 

Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, 
porque mis ojos han visto la salvación 
que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas 
y gloria de tu pueblo Israel. (Lc 2, 29-32)

El episodio de la Presentación está solo en el evangelio de san Lucas (2, 22-40). Sería de mucho provecho espiritual que lo leyéramos antes de la celebración. 

¿Cómo se celebra? Cada feligrés se acerca con una candela (vela). Nos reunimos en la puerta de la Iglesia. Allí el celebrante recuerda lo que se celebra: 

Queridos hermanos:
Hace cuarenta días, hemos celebrado con alegría
la Navidad del Señor.
Hoy conmemoramos el día feliz
en que Jesús fue presentado en el templo por María y José,
cumpliendo públicamente la ley de Moisés;
pero, en realidad,
yendo al encuentro de su pueblo que lo esperaba con fe.
Los santos ancianos Simeón y Ana fueron al templo
impulsados por el Espíritu Santo;
allí, iluminados por el mismo Espíritu,
conocieron al Señor y lo proclamaron con alegría.
También nosotros, congregados en la unidad por el Espíritu Santo,
vayamos hacia la casa de Dios al encuentro de Cristo.
Lo encontraremos y reconoceremos en la fracción del pan,
hasta que vuelva revestido de gloria.

La explicación vincula la Presentación con la Navidad. De hecho en los días de la Navidad el mismo episodio es asumido como una Epifanía del Señor. 

Luego se nos recuerda que María y José están cumpliendo con la ley de Moisés, igual que todas las demás familias del Pueblo de Dios.

Hay aquí un gran misterio de amor, porque en realidad Jesús, como Luz de las naciones, sale al encuentro de su pueblo como Mesías y Salvador. De allí la alegría de Simeón y la profetisa Ana. 

Una breve procesión. Una vez bendecidas y encendidas las candelas se comparte una procesión hacia el altar, para la celebración de la misa. Es un modo de salir al encuentro del Señor que viene a nosotros. 

Oración de bendición. Por último, para la oración personal, reflexionemos en el contenido de la oración de bendición de las candelas. 

Dios y Padre nuestro, fuente y origen de toda luz,
que en este día has mostrado al justo Simeón
la Luz para iluminar a las naciones:
te pedimos humildemente que + bendigas estos cirios.

Escucha las súplicas de tu pueblo,
que se dispone a llevarlos para alabanza de tu nombre,
a fin de que, siguiendo el camino de las virtudes,
pueda llegar a la luz que no tiene fin.

Jornada mundial de la vida consagrada. Cierto es que en la Argentina celebramos la Vida consagrada el 8 de septiembre. Sin embargo unimos nuestra oración suplicando a Jesús que bendiga las personas consagradas y que regale más vocaciones a las congregaciones e institutos de vida consagrada. 


Episodio completo de la presentación (Lc 2, 22-40)

²² Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,

²³ como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor".

² También debían ofrecer un sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.

² Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él

² y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.

² Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,

² Ángel lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

² «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,

³ porque mis ojos han visto la salvación

³¹ que preparaste delante de todos los pueblos:

³² luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».

³³ Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.

³ Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,

³ y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».

³ Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casa en su juventud, había vivido siete años con su marido.

³⁷ Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.

³ Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

³ Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.

 El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

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