
Para el cristiano que vive el Adviento, leyendo las lecturas de cada día, etc., la magia de la Navidad NO EXISTE. Porque la fe no es mágica. El evangelio no es un libro de magia. El cristiano busca en la Palabra de Dios el sentido que tiene para la Revelación el misterio de la Navidad. Al celebrarla como misterio de fe hablamos de ESPÍRITU DE LA NAVIDAD.
Según la Biblia, ¿qué es la Navidad? ¿Y qué sentido tiene? ¿Con qué espíritu debemos vivirla?
Antes que nada, la Navidad es un misterio de fe. O sea que el no creyente no lo puede celebrar, porque lo que se celebra se acepta solo por fe. La Navidad apunta a lo siguiente: la encarnación del Hijo de Dios. El Hijo de Dios, eterno como el Padre Celestial, se hace hombre, se hace uno de nosotros, por el poder del Espíritu Santo, en el seno de María Santísima.
¿Por qué el Hijo de Dios se hace hombre? Porque el Padre Dios se compadeció de toda la humanidad caída en el pecado, y le prometió redención de los pecados. Con el Niño Dios recostado en el Pesebre el Padre Dios cumple con su promesa. Dios hace todo eso por amor, por misericordia para con sus hijos.
Se realiza así un encuentro entre el hombre y el Salvador. Un encuentro que se plasma en la vida, en las obras, en la misericordia para con los demás. Celebrar la Navidad es entrar en una forma de vida más fraterna y solidaria. Sería un contrasentido una Navidad que no ayude para el cotidiano vivir. El espíritu de la Navidad incluye, por tanto, la vivencia del amor fraterno.
Para poder vivir este espíritu propio de la Navidad intensificamos la oración, perseveramos en la lectura de la Biblia, y sobre todo participamos de las misas de Adviento y Navidad. Y, además, en la Nochebuena rezamos juntos ante el Pesebre con quienes compartimos la mesa.
Hermosa explicación!!
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