jueves, 21 de diciembre de 2023

Los pastores y el ejército celestial


Alabando y glorificando a Dios

¿Cómo celebraron la Navidad los pastores y la multitud del ejército celestial? A la hora de pensar cómo vivir nosotros la próxima Navidad nos ayuda la narración de la Biblia.

El episodio aparece en el evangelio de san Lucas; y lo podemos repasar al final de este artículo. La descripción, breve pero hermosa, ilumina sobre cómo vivir la Navidad. ¿Podemos aprender de los pastores y de los ángeles? Sí, porque la propuesta viene de Dios; ya que por eso nos ha dejado en su Palabra.

¿Qué experimentan los pastores? Ellos reciben la visita del enviado de Dios, y se llenan de temor; es decir, quedan asombrados por lo que ven y escuchan. También nosotros somos visitados por Dios en la oración y en la Palabra; pidamos la gracia de asombrarnos siempre por el Emmanuel, el Dios con nosotros. Los pobres y humildes pastores reciben una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo... hoy... les ha nacido un Salvador...

El corazón de la conmemoración de la Navidad es les ha nacido un Salvador. ¡Esa es una buena noticia que también nosotros recibimos! ¡Ese nacimiento produce una gran alegría, porque quien nace es el Mesías, el Señor; quien fuera anunciado por los profetas: Ahí está tu Dios

¿Cómo se suman los ángeles? Y junto con el ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él. Se suman con alabanzas, bendiciendo y glorificando a Dios. Por lo cual es tan importante que nuestra celebración de Nochebuena contenga oraciones, cánticos, villancicos, textos bíblicos, etc. ¡Y qué hermoso escuchar a la multitud del ejército celestial decir: ...y en la tierra, paz a los hombres amados por él (por Dios). El nacimiento de Jesús nos está diciendo cuánto nos ama Dios, creador y salvador. 



¿Qué hacen los pastores? Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Ellos se animan unos a otros diciendo: Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido. Vayamos también nosotros a Belén, pongámonos en camino, salgamos de nosotros mismos para contemplar a María, a José, y al recién nacido. 

Los pobres y humildes pastores nos enseñan a compartir la fe, porque dice san Lucas: Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Escuchemos lo que nos dicen los pastores, admirémonos del sencillo pero profundo prodigio: un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre. 

La Navidad de los pastorcitos. ¿Cómo es nuestra Navidad? ¡Que en nuestra Navidad no importe tanto la comida, la bebida, la música, el baile; que sí importe -sobre todo- lo de los pastores: Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Para que nuestra Navidad sea alegre y llena de alabanza el requisito es la fe. Nos fortalece lo que Lucas dice de la Madre del recién nacido: Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. 

La Bienaventurada Virgen María y san José nos acompañen en nuestro peregrinar en la fe, para que conservemos este misterio en nuestro corazón; y así glorifiquemos y alabemos a Dios. 

¡Pobres y humildes pastores de Belén, rueguen por nosotros!



Texto del evangelio de san Lucas

En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,
pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él».
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado».
Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.
Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,
y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.
Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
      (Lc 2, 8-20)

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