¿Cómo celebra la Navidad un cristiano?
La respuesta que no puede faltar es: ayudando al prójimo sin tardar.
¡Como María en la Visitación!
En la Biblia encontramos el ejemplo de la Virgen María que estamos llamados a imitar: «En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1,39-40). En latín: «Exsurgens autem Maria in diebus illis abiit in montana cum festinatione in civitatem Iudae et intravit in domum Zachariae et salutavit Elisabeth».
La Virgen María escuchó el anuncio que le hizo el arcángel Gabriel y respondió: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (Lc, 1,38). En latín: «Ecce ancilla Domini; fiat mihi secundum verbum tuum». Y su respuesta no quedó en puras palabras, como lo sabemos; porque habiendo tomado carne en su seno, el Niño la impulsó a realizar algo concreto: «partió y fue sin demora... y saludó a Isabel». Por supuesto que después del saludo la Virgen María quedó tres meses con Isabel, para ayudarla en múltiples necesidades [«Tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes» (Lc 1,36)].
La verdadera Navidad
La Navidad cristiana se vive como la vivió la Virgen María: saliendo sin tardanza al encuentro de quien nos necesita. Casi siempre quien nos necesita suele ser un familiar, un vecino, alguien que forma parte de nuestro grupo humano.
Dios nos ayude a vivir en la verdad, para que no caigamos en una Navidad mentirosa. Porque ¿cómo podemos celebrar una Navidad dejando de lado a quien nos necesita, eludiendo la situación difícil, etc.? Sin darnos cuenta podríamos vaciar de contenido a la Navidad dejando de lado al amor concreto y real al prójimo.
No importa que falten cosas a la hora de celebrar la Navidad. ¡Pero que nunca falten las obras de misericordias!
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